domingo, 9 de octubre de 2011

INAUGURADO EN CERVERUELA UN ANTIGUO PALOMAR ACONDICIONADO COMO BANCO DE SEMILLAS

Alrededor del valle del Jiloca, Aragón posee un tipo de construcción muy singular. Son los palomares: solitarios edificios-torre situados en el contorno de los pueblos, generalmente de planta cuadrada sin ventana alguna, con únicamente una abertura en el tejado para la entrada de las palomas. Datan de los siglos XVIII y XIX, pero con la crisis del modelo de vida tradicional, la producción de pichones terminó también por desaparecer y los palomares cayeron en el olvido. Y ya se sabe que lo que no se usa no se cuida, y lo que no se cuida termina por desaparecer. Es lo que le está pasando a nuestros palomares, que a pesar de ser un modelo de construcción relativamente abundante están desapareciendo por hundimiento a gran velocidad.

En Cerveruela, a través de su asociación cultural La Chaminera que humea, no quisimos resignarnos ante la amenaza de ruina de uno de estos palomares y durante tres años hemos trabajado en su rehabilitación y su nuevo uso como banco de semillas.





Palomar reconstruido
El pasado 2 de octubre por fin pudimos inaugurarlo, fortalecido en sus cimientos, sin grietas y con cubierta nueva. Y como lo de la producción de pichones ya no se lleva, lo hemos readaptado a los nuevos tiempos de globalización y desaparición de la diversidad: el palomar es ahora un banco de semillas integrado en la Red de Semillas de Aragón (redaragon.wordpress.com) que funciona como punto de encuentro de cualquier hortelano que se interese y especialmente de los de las cuencas de los ríos Huerva, Jiloca y Jalón, según nos hemos organizado como Grupo Local en la Red de Semillas de Aragón. 
Varios recipientes con semillas

El mundo se simplifica arrodillado al poder del dinero y la diversidad hortícola no es una excepción. Lo que antes eran huertos con una formidable diversidad en formas, sabores y colores, con variedades adaptadas al terreno más o menos resistentes a las plagas y enfermedades, hoy se reduce a unas pocas variedades cargadas de pesticidas y venenos que consumimos de los supermercados. Son frutos que se recolectan verdes, se guardan en neveras durante semanas y se maduran mediante gases a velocidad express para lucirlos radiantes pero insípidos en los mostradores de los supermercados de las ciudades. Una forma de producir donde la imagen y el bajo coste es lo primero y la salud lo último. El precio a pagar es caro. No sólo perdemos calidad en nuestra alimentación sino que todo ese patrimonio de siglos de variedades locales que hemos cultivado en nuestros campos está desapareciendo sin remedio hasta reducirse a unas pocas variedades comerciales patentadas por grandes multinacionales de la agronomía.
En respuesta a este problema surgen las redes de semillas que protegen y difunden nuestra riqueza agrícola, producto de siglos de adaptación al medio. En esa línea trabaja nuestro banco de semillas. Tenemos ya más de 80 variedades hortícolas para repartir: tomate rosado, zanahoria morada, panizo para pajaretas (palomitas), calabazas, etc. Quien quiera puede sembrarlas. Sólo le pedimos que las cultive en ecológico y que cuando saque los frutos nos devuelva un montoncico de semillas para que puedan seguir difundiéndose por más huertos a fin de que no se pierdan y se mantengan con salud.
Nos interesa también mucho recoger esas últimas semillas que dejamos de sembrar y que veníamos haciéndolo durante décadas. Si tu, lector, dispones de esas semillas no dudes en visitarnos y depositar tus semillas en el banco de semillas en Cerveruela para que no mueran y desaparezcan.
Trabajemos entre todos por salvaguardar nuestra diversidad agrícola y nuestra cultura local, adaptada a nuestros pueblos.


Nidales donde criaban los pichones
Jornada de inauguración(2-octubre-2011)

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