Quién no ha oído alguna vez esta frase, bien con el río, bien con acequias, bien con cajeros...
Pero esta vez es el río el que se hace protagonista. La
afirmación de “está sucio” ¿a qué hace referencia? A la calidad del agua, a los
contaminantes sólidos, principalmente plásticos que recoge en sus orillas… ¿O
es que tiene polvo?
Nada de esto. Cuando alguien dice que el río está sucio,
hace referencia a la vegetación riparia.
¿Y cómo se limpia? Muy fácil, tenemos dos opciones. Cogemos
un mechero y un periódico viejo y le pegamos fuego hasta que él solo se apague.
Rio Jiloca a su paso por San Martin del Rio |
La segunda opción, con una gran máquina excavadora “limpiamos” los taludes e
incluso el lecho del río.
Rio Jiloca a su paso por Daroca |
Cualquiera de las dos formas son válidas, el resultado tiene
que ser que nos quede un río lo más parecido posible a un canal. Es decir,
cuanta menos vegetación tengamos en sus orillas mejor, cuanto más plano esté su
lecho mejor … sin las pequeñas cascadas que oxigenan el agua antes de entrar a
remansos.
Rio Jiloca a su paso por Daroca |
¿Pero por qué llamamos “limpiar” a hacer semejante barbarie?
Un río es un ecosistema rico, único y autogestionable, además de ser una
autopista para los organismos acuáticos y también las aves. Así es como yo
personalmente se lo explico a los escolares cuando he tenido la oportunidad de
hacerlo.
En paisajes duros, con clima extremo como el nuestro, donde
los bosques y las sierras lejos quedan de unirse con el río, este es un
auténtico corredor de vida, donde la fauna encuentra un lugar donde refugiarse,
donde esconderse junto a los campos de cultivo desnudos de ribazos y árboles,
donde poder expandirse y llegar a otras zonas, donde encontrar alimento y
nidificar.
Por tanto no llamemos “limpiar” a lo que realmente es
eliminar un hábitat, destruir un ecosistema y acabar con una riqueza, tanto de
flora como faunística, única como son las riberas.
Ojos de la Rifa, Caminrreal. |
En nuestro caso, el Jiloca, gravemente afectado por esta
disminución continua de sus riberas, ha perdido totalmente su bosque de ribera,
conservándose solamente en las hoces de Murero, hasta el estrecho de
Villafeliche, donde carrascas, fresnos y sauces entrelazan sus ramas para crear
una fracción de cabida cubierta (grado de recubrimiento del suelo por la
proyección vertical de las copas de arbolado) cercana al 100%.
Rio Jiloca a su paso por Murero |
Estos porcentajes altos hacen que la luz incida muy
débilmente sobre el suelo y que el mismo ecosistema se autorregule impidiendo
el desarrollo de zarzas, carrizos o juncos, que normalmente son el objetivo a
eliminar en las “limpiezas” de los ríos. Así mismo permiten que el ecosistema
de ribera alcance el clímax, con su orden de especies bien diferenciados:
sauces (o sargatillos, en nuestra zona) en primera fila, seguidos de chopos y
terminando con los fresnos y los olmos, que dejarían paso a los campos de cultivo
o al carrascal dependiendo de la anchura de la vega.
Esta masa arbórea de un bosque de ribera adulto y
desarrollado impediría, como hemos dicho antes, la aparición de zarzas y de
otras especies colonizadoras leñosas. Estas especeis estarían presentes, aunque
con ejemplares sueltos, no llegando a colonizar grandes zonas. Así, al no
penetrar los rayos de sol directos en primavera y en verano, mantiene la
humedad característica de las vegas, permitiendo el desarrollo de plantas
herbáceas anuales y bianuales que sirven de pasto para ganados, consiguiendo el
mismo resultado el invierno, cuando las pocas horas de luz son bien
aprovechadas por las herbáceas al haber perdido los árboles sus hojas.
Rio Jiloca a su paso por Daroca |
Hace años nuestros ríos seguramente tuvieron esta
estructura. Hoy sólo quedan algunos sargatillos y algunos chopos sueltos y
castigados por decenas de quemas. No queda ni rastro de los fresnos y de los
lomos. Sin embargo, se han extendido los zarzales y la “maleza”, un claro
ejemplo de regresión del ecosistema ripario.
Hemos bajado un par de escalones en el camino al clímax.
Pero la esperanza no está perdida, todavía se puede recuperar, y que los
árboles vuelvan a sujetar los taludes de las riberas y no tengan que ser la
escolleras las encargadas de hacerlo.
Rio Jiloca a su paso por Daroca. Escollera en la salida de la Rambla de la Mina. |
Que los fresnos den lugar bajo sus ramas a pastos para el
ganado casi extinto en nuestras vegas. Y que cuando digamos limpiar el río,
estemos hablando de retirar los plásticos que se han quedado enganchados en
alguna rama de los sargatillos.
¿No se podría organizar, como en otros pueblos (ejemplo, en Cimballa, con el Piedra), alguna "limpia" de basura para ir mentalizando a la gente, especialmente a los jóvenes? Se podría empezar por un pequeño tramo, por ejemplo la zona entre el Puente de Tablas y el Puente de San Gregorio. Sé que vosotros estáis muy ocupados con los trabajos, etc, pero últimamente la gente se presta a muchas jornadas solidarias y al voluntariado. Sé que en Daroca, especialmente, es difícil movilizar a los jóvenes, pero... nunca se sabe. Al fin y al cabo, vosotros sois jóvenes y sois un ejemplo.
ResponderEliminarMuchas gracias por lo de ejemplo Maru jaja
ResponderEliminarPues sería una muy buena iniciativa la que nos propones, podríamos mirarlo e intentar sacarla delante de cara al buen tiempo. Aunque sea con un tramo simbólico como el que tú comentas, lo importante es crear poso y concienciar.
Muchas gracias por leernos.