lunes, 12 de octubre de 2015

Descubriendo las tierras del Señorío de Molina y el Alto Tajo.



Esta semana pasada aprovechando que los días todavía dan de sí y que la temperatura sigue siendo agradable, hicimos una visita a una zona que tenemos poco visitada, la vecina comarca de Guadalajara del Señorío de Molina – Alto Tajo.


Y qué mejor manera de conocer la zona que con gente del lugar, enamorados de su tierra que tienen ganas de enseñarte hasta el último rincón de su naturaleza, de su territorio.
El menú era rico, variado y muy amplio, tanto que no nos daría tiempo en una jornada a visitar todo lo que hubiéramos querido ver.
La primera parada y el objetivo principal de nuestra visita a estas tierras era conocer la Cueva de los Casares, situada en Riba de Saelices, un pequeño municipio de poco más de cien habitantes conocido por la trágica historia que se desencadenó en el mismo lugar donde se encuentra la entrada a la cueva: el famoso incendio de Riba de Saelices, que en 2005 devastó más de 13.000 hectáreas y se cobró la vida de 11 brigadistas, cuando por motivo de una barbacoa el fuego se comió al bosque y acabó con la vida de estos 11 compañeros.
Esta cueva situada a más de 1.100 metros de altitud está cerrada con reja y cuenta con varios cientos de galerías, aunque solo su primer seno y la parte más externa de la misma se pueden ver en las visitas guiadas que hay que reservar en el museo de Molina, visitas guiadas muy bien explicadas y que bien merecen la pena realizar.
Es una cueva que contiene grabados y pinturas prehistóricas y restos arqueológicos, paleontológicos y paleoantropológicos.
Las excavaciones arqueológicas han puesto de manifiesto diferentes ocupaciones correspondientes al Paleolitico Medio y Superior, Calcolítico y Alta Edad Media, pero según nos cuenta la guía también sirvió de refugio para los vecinos de los pueblos cercanos durante la guerra civil, y testimonio de ello son las firmas que se han encontrado fechadas en sus paredes.
Sin duda una cueva que merece la pena descubrir y que nos despertará al máximo nuestra vista y nuestra imaginación para descubrir los tesoros que tiene guardados en sus paredes en forma de grabados. 


Tras visitar las cuevas marchamos con un muy buen sabor de boca a visitar el El Castro de Peña Moñuz. Es un poblado celtibérico fortificado que data de los siglos IV al II a.C. situado en la localidad de Olmeda de Cobeta. Este castro está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) junto con los majestuosos árboles, que encontramos en una magnifica dehesa de carrascas (Quercus ilex) y quejigo (Quercus faginea)  con ejemplares realmente impresionantes, un lugar perfecto para perderse paseando entre sus troncos.


Este castro lo encontramos en proceso de excavación ya que desde el año 2006 se están realizando trabajos arqueológicos en él bajo la dirección de Jesús Arenas Esteban.


Este poblado de planta rectangular tiene dos de sus caras expuestas a un cortado natural de piedra y las otras dos están definidas por una importante muralla de bloques de piedra.
Además una defensa de piedras hincadas en el suelo con una anchura, se cree, de 12 a 16 metros, nos dificultaría la llegada al foso que rodea el castro.


Convirtiéndose asi pues en un enclave importante y, cómo no, recomendable de visitar.


Con el tiempo cayéndonos ya encima volvimos por los pies del castillo de Alpetea para recorrer el fondo del valle del río Gallo por la Virgen de la Hoz y regresar a Molina de Aragón, donde poníamos fin a una jornada interesante natural y culturalmente que nos atrevemos a recomendar a todo el mundo ya que no os defraudará.

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