Este pasado sábado, Agustín y yo fuimos a dar un gran paseo acompañados de nuestras fieras perrunas. Hacía una buena mañana para disfrutar de buenos paisajes con tan buena compañía.
Nada más comenzar nuestra andada sobre
las 9:30a.m. en el popular “medidor” del río Jiloca nos detuvimos unos
instantes, estábamos escuchando el sonido de un pájaro muy familiar, el
carpintero, pico picapinos, que estaba realizando un agujero en un chopo de la
orilla del río. Unos metros más adelante nos volvimos a detener, estábamos delante de
unas huellas de tejón, se veían muy frescas y parecía que eran de esa misma
noche. ¡Esto se pone interesante!
Después de estas pequeñas paradas
seguimos caminando hacia la rodadera para cruzarnos a la rambla que pasa por
debajo del cerro del Pollo, donde a lo lejos vimos una pareja de personas
caminando y disfrutando de estos parajes, como nosotros. Continuamos subiendo toda
esta rambla observando unas huellas de jabalí y corzo, escuchando a cuervos,
cornejas, alondras comunes…
Una vez que bajamos al
cementerio, pasamos al otro lado de la carretera, por encima de unas obras que
a este ritmo nunca van a terminar. Pasamos por en medio del monte, por unos
sitios que eran nuevos para mí, pero que Agustín sabía muy bien por donde iba,
ya que contemplamos unos bonitos trigueros y verdecillos; y lo que más nos
gustó y llamo la atención fue encontrar unas pisadas que tenían toda la forma
de ser de cabra montés. ¡Con suerte igual nos encontrábamos alguna…! También
tuvimos la suerte de ver unos pequeños agujeros que deducimos con gran certeza
que eran de conejo ya que al lado estaba lleno de excrementos de este animal.
Continuamos subiendo por el
camino que hay justo delante de la cárcel, haciendo una necesaria parada
técnica para refrescarnos en la fuente de la “Aldehuela”, donde vimos a los
vecinos de Nombrevilla plantando numerosos pinos y árboles en los bancales que
hay en un lado de este camino, de esta manera ralentizan la erosión de la
tierra y no se crea un gran barranco.
Desde arriba de este camino las
vistas eran espectaculares. Paso por ahí miles de veces cuando salgo a hacer
algo de btt, y siempre me quedo hipnotizado mirando ese bonito paisaje.
Seguimos esta andada por las canteras donde encontramos en
un campo de trigo las últimas huellas del día, eran unas borrosas huellas de
zorro. Unos metros más adelante nos detuvimos a fotografiar unos “nazarenos” (Muscari
armeniacum), que la verdad son bastante bonitos.
Para terminar esta excursión
bajamos por la Piedra la Lanza para contemplar unos nidos de abejarucos, que
los hacen en paredes verticales y pueden llegar a medir 2 metros de profundidad
para poner sus huevos en el fondo y que ningún animal le moleste.
Finalmente salimos al polígono de
Daroca, bajamos la calle mayor y llegamos a nuestro punto de partida sobre las
13:30h, con unos 16 kilómetros realizados en unas cuatro horas.
Iván Saz
Así da gusto Iván, menudo guía y menuda envidia.
ResponderEliminarOtro día avisar que también tengo perra.