domingo, 24 de marzo de 2013

UNA MAÑANA DIFERENTE


Este pasado sábado, Agustín y yo fuimos a dar un gran paseo acompañados de nuestras fieras perrunas. Hacía una buena mañana para disfrutar de buenos paisajes con tan buena compañía.
Nada más comenzar nuestra andada sobre las 9:30a.m. en el popular “medidor” del río Jiloca nos detuvimos unos instantes, estábamos escuchando el sonido de un pájaro muy familiar, el carpintero, pico picapinos, que estaba realizando un agujero en un chopo de la orilla del río. Unos metros más adelante  nos volvimos a detener, estábamos delante de unas huellas de tejón, se veían muy frescas y parecía que eran de esa misma noche. ¡Esto se pone interesante!
Después de estas pequeñas paradas seguimos caminando hacia la rodadera para cruzarnos a la rambla que pasa por debajo del cerro del Pollo, donde a lo lejos vimos una pareja de personas caminando y disfrutando de estos parajes, como nosotros. Continuamos subiendo toda esta rambla observando unas huellas de jabalí y corzo, escuchando a cuervos, cornejas, alondras comunes…
Una vez que bajamos al cementerio, pasamos al otro lado de la carretera, por encima de unas obras que a este ritmo nunca van a terminar. Pasamos por en medio del monte, por unos sitios que eran nuevos para mí, pero que Agustín sabía muy bien por donde iba, ya que contemplamos unos bonitos trigueros y verdecillos; y lo que más nos gustó y llamo la atención fue encontrar unas pisadas que tenían toda la forma de ser de cabra montés. ¡Con suerte igual nos encontrábamos alguna…! También tuvimos la suerte de ver unos pequeños agujeros que deducimos con gran certeza que eran de conejo ya que al lado estaba lleno de excrementos de este animal.
Continuamos subiendo por el camino que hay justo delante de la cárcel, haciendo una necesaria parada técnica para refrescarnos en la fuente de la “Aldehuela”, donde vimos a los vecinos de Nombrevilla plantando numerosos pinos y árboles en los bancales que hay en un lado de este camino, de esta manera ralentizan la erosión de la tierra y no se crea un gran barranco.
Desde arriba de este camino las vistas eran espectaculares. Paso por ahí miles de veces cuando salgo a hacer algo de btt, y siempre me quedo hipnotizado mirando ese bonito paisaje.
Seguimos esta andada por las canteras donde encontramos en un campo de trigo las últimas huellas del día, eran unas borrosas huellas de zorro. Unos metros más adelante nos detuvimos a fotografiar unos “nazarenos” (Muscari armeniacum), que la verdad son bastante bonitos.
Para terminar esta excursión bajamos por la Piedra la Lanza para contemplar unos nidos de abejarucos, que los hacen en paredes verticales y pueden llegar a medir 2 metros de profundidad para poner sus huevos en el fondo y que ningún animal le moleste.
Finalmente salimos al polígono de Daroca, bajamos la calle mayor y llegamos a nuestro punto de partida sobre las 13:30h, con unos 16 kilómetros realizados en unas cuatro horas.





Iván Saz

1 comentario:

  1. Así da gusto Iván, menudo guía y menuda envidia.
    Otro día avisar que también tengo perra.

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