lunes, 11 de agosto de 2014

PRECARIEDAD LABORAL ENTRE LLAMAS




“El peor verano está por llegar”. Así de contundente se muestra WWF ante la campaña de incendios de este año. Las anormales temperaturas de julio, más bajas de lo habitual, han dado un respiro a nuestros bosques, pero agosto viene fuerte. Se espera lo propio del verano: temperaturas altas y poca lluvia.
Bomberos, agentes forestales y Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF) están preparados para enfrentarse a las llamas con pocos recursos. Otro año más. Desde el inicio de la crisis, estos colectivos hacen frente a las catástrofes del monte con poco personal y escaso material. Algunos, como los bomberos y las BRIF, no tienen ni categoría profesional.  Son tratados como peones o incluso trabajadores de explotación forestal con sueldos que rondan los 800 euros. Y los recortes empiezan a notarse.
Según el Ministerio de Medio Ambiente, el presupuesto para este año  es de 79 millones de euros, tres millones más que en 2013. No es todo lo que hay disponible para combatir los incendios. Hay que sumarle la partida de comunidades autónomas, diputaciones, ayuntamientos…
Pese al aumento de dinero por parte del Gobierno central ya se han quemado un 50% más de hectáreas en los primeros seis meses del año que en todo 2013. El año pasado quedaron arrasadas 20.627 hectáreas; hasta el 27 de julio se han quemado 31.098 hectáreas. Se han registrado 6.641 siniestros, entre los llamados conatos, incendios que afectan a menos de una hectárea, y aquellos que superan los 10.000 metros cuadrados. En cuanto a grandes incendios, aquellos que superan las 500 hectáreas, en 2014 llevamos 4; en 2013 sólo se registraron 2.


La precariedad de bomberos y brigadas

La recién nombrada ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, alababa en su rueda de prensa de finales de julio la labor de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF), destacando su “experiencia, entrenamiento y formación”. Sin embargo, desde la asociación que aglutina a estos trabajadores denuncian su precariedad laboral.

Dependen de la empresa pública Tragsa, portada de periódicos porque presentó un ERE de 726 personas y los tribunales lo declararon nulo en abril. En septiembre, los empleados de las BRIF y la empresa deberán sentarse a negociar el convenio, donde lo más urgente es hablar de sus condiciones laborales. “Lo mejor que nos puede pasar es que nos quedemos como estamos: 545 trabajadores con un sueldo de unos 800 euros. ¿Lo peor? Que despidan a compañeros”, apuntan fuentes de la asociación.

Solicitan también una categoría profesional, que se les reconozca como bomberos forestales y, por supuesto, aumentar su sueldo, dada la peligrosidad que tienen en su trabajo. Piden, además, estabilidad laboral. Sus contratos no son de 12 meses. En 2011, llegaron a ser sólo de 9 por los recortes; los otros tres los pasaban en el paro. Un acuerdo con el entonces ministro Miguel Arias Cañete, consiguió alargarlos hasta los 11 meses.

Un agente forestal investiga el origen de un incendio.


Las BRIF se encargan de apoyar al resto de los equipos de extinción. Desde el inicio de la crisis, y con los recortes, tiene más trabajo. “Nos llaman más a menudo y tenemos que hacer más tareas más allá de apagar el incendio, por ejemplo, revistar, perimetrar....”, apuntan fuentes de la asociación de trabajadores.

La situación no es mejor para los bomberos forestales a quienes se quieren igualar y que tampoco tienen reconocida la categoría profesional. Estos empleados, unos 5.000 en toda España, dependen de las comunidades autónomas, y algunos están registrados en sus contratos como trabajadores de explotación agraria. Fuentes de esta agrupación profesional añaden, además, que algunos empleados sólo tienen contrato los tres meses de verano.

Las diferencias entre unos compañeros y otros, sólo por pertenecer a diferentes regiones, son enormes. Los sueldos, diferentes, pero también bajos. Alguno ha publicado en las redes sociales su nómina de 800 euros. Fuentes del sector apuntan a que en la nómina aparece un plus de peligrosidad de un euro al día. El plus por acudir a un incendio, de tres euros diarios. Por eso piden, incluso a través de Change.org, una categoría profesional reconocida y un convenio a nivel nacional.  Ese convenio debería incluir, apuntan, el reconocimiento del riesgo laboral.

Manifestación de los bomberos forestales en marzo. (Efe

 Las reivindicaciones también pasan por contar con mejores materiales para trabajar. Muchas comunidades autónomas subcontratan a empresas privadas la lucha contra incendios y son estas empresas quienes suministran trajes, botas y mochilas a los trabajadores. Los bomberos forestales se quejan de que algunas aprovechan el material de un año para otro, “cuando debe ser nuevo porque si no el material ignífugo pierde propiedades. Algunos llevan con las mismas botas tres años. No tenemos equipos que se adapten a las necesidades”, denuncian desde la Asociación de las BRIF.

Críticas también de los agentes forestales

Los agentes forestales tampoco se quedan cortos. Esaú Escolar, portavoz de la Asociación Nacional de Agentes Forestales, opina que el problema está no sólo en los recortes, sino en que las administraciones no gestionan bien el dinero público. En concreto, estima que se están destinando muchos recursos a la Unidad Militar de Emergencia (UME), dependiente del Ministerio del Interior, en vez de al resto de los equipos. “A la UME se le llama cuando el incendio pasa a categoría 2, cuando supera las 500 hectáreas. Cuando eso sucede, ya no hay quien lo contenga. Ya no hacen falta.  El tiempo de respuesta para controlar un pequeño incendio es fundamental”, explica Escolar.

También piden más medios y más apoyo administrativo porque son los principales impulsores de la prevención. “Somos el primer eslabón con el mundo rural”, apunta Escolar. Los 6.000 agentes nacionales están en contacto, constantemente, con agricultores y ganadores, cuyos descuidos acaban convirtiéndose, en muchos casos, en incendios.

Mapa de riego de incendio forestal a 8 de agosto. (Ministerio de Medio Ambiente)

Es la prevención otra de las partidas que ha sufrido los recortes administrativos. WWF apunta que, “según datos del Gobierno central, ha habido un recorte del 70% en los últimos 3 años en esta partida”, denuncia Diana Colomina, responsable de restauraciones forestales de WWF. Según un estudio de esta ONG, en los últimos 20 años, un 65% del dinero se dedica a extinción, un 23% a prevención y sólo un 13% a restauración de los incendios. “Somos muy buenos apagando incendios pero muy malos en prevención y restauración. Hay que cambiar esta tendencia. Con una buena labor preventiva podríamos evitar incendios con 20 años de antelación”, sentencia Colomina.

Bomberos, agentes forestales y BRIF seguirán luchando por mejorar sus condiciones laborales pero también en mantener y cuidar nuestros bosques. Su amor por la naturaleza y la motivación personal intenta cubrir el agujero de la precariedad laboral.


 Firmado: elconfidencial.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario