“El peor verano está por llegar”. Así de contundente se
muestra WWF ante la campaña de incendios de este año. Las anormales
temperaturas de julio, más bajas de lo habitual, han dado un respiro a nuestros
bosques, pero agosto viene fuerte. Se espera lo propio del verano: temperaturas
altas y poca lluvia.
Bomberos, agentes forestales y Brigadas de Refuerzo contra
Incendios Forestales (BRIF) están preparados para enfrentarse a las llamas con
pocos recursos. Otro año más. Desde el inicio de la crisis, estos colectivos
hacen frente a las catástrofes del monte con poco personal y escaso material.
Algunos, como los bomberos y las BRIF, no tienen ni categoría profesional. Son tratados como peones o incluso trabajadores
de explotación forestal con sueldos que rondan los 800 euros. Y los recortes
empiezan a notarse.
Según el Ministerio de Medio Ambiente, el presupuesto para
este año es de 79 millones de euros,
tres millones más que en 2013. No es todo lo que hay disponible para combatir
los incendios. Hay que sumarle la partida de comunidades autónomas,
diputaciones, ayuntamientos…
Pese al aumento de dinero por parte del Gobierno central ya
se han quemado un 50% más de hectáreas en los primeros seis meses del año que
en todo 2013. El año pasado quedaron arrasadas 20.627 hectáreas; hasta el 27 de
julio se han quemado 31.098 hectáreas. Se han registrado 6.641 siniestros,
entre los llamados conatos, incendios que afectan a menos de una hectárea, y
aquellos que superan los 10.000 metros cuadrados. En cuanto a grandes
incendios, aquellos que superan las 500 hectáreas, en 2014 llevamos 4; en 2013
sólo se registraron 2.
La precariedad de bomberos y brigadas
La recién nombrada ministra de Medio Ambiente, Isabel García
Tejerina, alababa en su rueda de prensa de finales de julio la labor de las
Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF), destacando su
“experiencia, entrenamiento y formación”. Sin embargo, desde la asociación que
aglutina a estos trabajadores denuncian su precariedad laboral.
Dependen de la empresa pública Tragsa, portada de periódicos
porque presentó un ERE de 726 personas y los tribunales lo declararon nulo en
abril. En septiembre, los empleados de las BRIF y la empresa deberán sentarse a
negociar el convenio, donde lo más urgente es hablar de sus condiciones
laborales. “Lo mejor que nos puede pasar es que nos quedemos como estamos: 545
trabajadores con un sueldo de unos 800 euros. ¿Lo peor? Que despidan a
compañeros”, apuntan fuentes de la asociación.
Solicitan también una categoría profesional, que se les
reconozca como bomberos forestales y, por supuesto, aumentar su sueldo, dada la
peligrosidad que tienen en su trabajo. Piden, además, estabilidad laboral. Sus
contratos no son de 12 meses. En 2011, llegaron a ser sólo de 9 por los
recortes; los otros tres los pasaban en el paro. Un acuerdo con el entonces
ministro Miguel Arias Cañete, consiguió alargarlos hasta los 11 meses.
Un agente forestal investiga el origen de un incendio. |
Las BRIF se encargan de apoyar al resto de los equipos de
extinción. Desde el inicio de la crisis, y con los recortes, tiene más trabajo.
“Nos llaman más a menudo y tenemos que hacer más tareas más allá de apagar el
incendio, por ejemplo, revistar, perimetrar....”, apuntan fuentes de la
asociación de trabajadores.
La situación no es mejor para los bomberos forestales a
quienes se quieren igualar y que tampoco tienen reconocida la categoría
profesional. Estos empleados, unos 5.000 en toda España, dependen de las comunidades
autónomas, y algunos están registrados en sus contratos como trabajadores de
explotación agraria. Fuentes de esta agrupación profesional añaden, además, que
algunos empleados sólo tienen contrato los tres meses de verano.
Las diferencias entre unos compañeros y otros, sólo por
pertenecer a diferentes regiones, son enormes. Los sueldos, diferentes, pero
también bajos. Alguno ha publicado en las redes sociales su nómina de 800
euros. Fuentes del sector apuntan a que en la nómina aparece un plus de peligrosidad
de un euro al día. El plus por acudir a un incendio, de tres euros diarios. Por
eso piden, incluso a través de Change.org, una categoría profesional reconocida
y un convenio a nivel nacional. Ese
convenio debería incluir, apuntan, el reconocimiento del riesgo laboral.
Manifestación de los bomberos forestales en marzo. (Efe |
Las reivindicaciones también pasan por contar con mejores
materiales para trabajar. Muchas comunidades autónomas subcontratan a empresas
privadas la lucha contra incendios y son estas empresas quienes suministran
trajes, botas y mochilas a los trabajadores. Los bomberos forestales se quejan
de que algunas aprovechan el material de un año para otro, “cuando debe ser
nuevo porque si no el material ignífugo pierde propiedades. Algunos llevan con
las mismas botas tres años. No tenemos equipos que se adapten a las
necesidades”, denuncian desde la Asociación de las BRIF.
Críticas también de los agentes forestales
Los agentes forestales tampoco se quedan cortos. Esaú
Escolar, portavoz de la Asociación Nacional de Agentes Forestales, opina que el
problema está no sólo en los recortes, sino en que las administraciones no
gestionan bien el dinero público. En concreto, estima que se están destinando
muchos recursos a la Unidad Militar de Emergencia (UME), dependiente del
Ministerio del Interior, en vez de al resto de los equipos. “A la UME se le
llama cuando el incendio pasa a categoría 2, cuando supera las 500 hectáreas.
Cuando eso sucede, ya no hay quien lo contenga. Ya no hacen falta. El tiempo de respuesta para controlar un
pequeño incendio es fundamental”, explica Escolar.
También piden más medios y más apoyo administrativo porque
son los principales impulsores de la prevención. “Somos el primer eslabón con
el mundo rural”, apunta Escolar. Los 6.000 agentes nacionales están en
contacto, constantemente, con agricultores y ganadores, cuyos descuidos acaban
convirtiéndose, en muchos casos, en incendios.
Mapa de riego de incendio forestal a 8 de agosto. (Ministerio de Medio Ambiente) |
Es la prevención otra de las partidas que ha sufrido los
recortes administrativos. WWF apunta que, “según datos del Gobierno central, ha
habido un recorte del 70% en los últimos 3 años en esta partida”, denuncia
Diana Colomina, responsable de restauraciones forestales de WWF. Según un
estudio de esta ONG, en los últimos 20 años, un 65% del dinero se dedica a
extinción, un 23% a prevención y sólo un 13% a restauración de los incendios.
“Somos muy buenos apagando incendios pero muy malos en prevención y
restauración. Hay que cambiar esta tendencia. Con una buena labor preventiva
podríamos evitar incendios con 20 años de antelación”, sentencia Colomina.
Bomberos, agentes forestales y BRIF seguirán luchando por
mejorar sus condiciones laborales pero también en mantener y cuidar nuestros
bosques. Su amor por la naturaleza y la motivación personal intenta cubrir el
agujero de la precariedad laboral.
Firmado: elconfidencial.com
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