Cuatro grullas hacen noche en la vega de Daroca.

Como si de un grupo de los muchos visitantes que tiene Daroca se tratara, este domingo por la mañana encontré, junto con Arturo, un grupo de cuatro grullas en la vega del rio Jiloca a su paso por Daroca.

Desde los rebollos de la rambla de Valdehorna, pudimos ver unos bultos lejanos que azuleaban un poco en un sembrado, abajo en la vega entre la fina cortina de lluvia, ¿qué es eso? Parecían palomas, pero cierto es, que a esa distancia las palomas paradas en un sembrado ni se hubieran podido intuir. Asi que nada, cogimos referencia para acercarnos, y hacia allí. A unos cientos de metros Arturo ya distinguió perfectamente que eran grullas, seguimos camino hasta casa para coger la cámara de fotos, y nos acercamos hasta donde estaban las grullas, en la salida de la rambla de San Julián, al rio Jiloca.

Se trataba de cuatro individuos adultos, que perturbados por las picarazas, que probablemente sería la primera vez que veían a estas grandes viajeras, se encontraban en un sembrado algo descolocadas;

lo primero un vistazo a las patas por si llevaban esas anillas de colores que algunos individuos lucen en sus extremidades, y que nos permiten saber su lugar de nacimiento y su ruta migratoria, pero no hubo suerte, estaban sin anillar, asi que era el momento de hacer unas fotos aprovechando la atmosfera tenebrosa que nos daba la niebla de la ribera.

Después de unos minutos observando a estas grandes migradoras de más de dos metros de envergadura, que probablemente sorprendidas por las lluvias y las nieblas se despistaran en su camino hacia Gallocanta, dede el norte de Europa, las dejamos en el sembrado y nos retiramos por donde habíamos venido, sin molestarlas y habiendo hecho las únicas fotos de grulla que tengo en Daroca. 

Sin duda unas fotos que servirán para recordar a aquel grupo de cuatro viajeros alados, que un sábado hicieron noche en Daroca, y que no pisaron la Calle mayor, ni entraron a la oficina de turismo.