viernes, 30 de enero de 2015

Sonidos que se quedan grabados; ¿Cuál es el tuyo?


Seguro que en algún momento, bien sea de relax en el campo, rompiendo el silencio en la oscuridad de la noche veraniega, o quizá camuflado con el sonido del rio, has escuchado algo, que además de llamarte la atención se ha quedado grabado en tu memoria durante mucho tiempo, quizás, para siempre.
En esta entrada, os voy a contar algunos de esos sonidos que yo llevo grabados, y que espero, sirvan para que tú nos dejes un comentario contándonos ese sonido tan especial, que te ha dejado huella.
Uno de los sonidos que no me canso de escuchar, y que siempre intento transmitir, es el trompeteo de los juveniles de grulla.


Incapaces de imitar a sus padres, estos inmaduros, aun teniendo una talla y una envergadura similar a la de sus progenitores, producen un agudo silbido que parece provenir de un pequeño pollito, quizás, por eso, resulte un poco difícil aislarlo y reconocerlo entre un vociferante bando de grullas, pero en cuanto lo consigas una vez, lo distinguirás siempre, aunque ese joven grulla este volando entre miles de adultos trompeteando fuertemente.

Siguiendo con las aves; en buen recuerdo tengo el canto de un alcaraván al amanecer, este ave esteparia, algo esquiva, bien camuflada, y difícil de ver, siempre resulta atractiva a los aficionados a la ornitología, son varias las ocasiones en las que lo he podido ver y escuchar, tanto de día como de noche, pero una vez me marco mucho más: el año pasado, para finales de Abril me metí a intentar fotografiar avutardas en un hide fijo, instalado con este fin. Lo más aconsejable es entrar a media noche, y salir una hora después de ponerse el sol, asi que bien abrigado y acomodado entre bien oscuro al hide para espera a que los primeros rayos de sol me permitieran fotografiar a estas aves, una vez montada la cámara, trípode y tener todo listo, aún quedaba más de una hora para que empezara a clarear, asi que me eché una cabezada. De repente, con los primeros rayos de luz, un alcaraván canto y me despertó, al abrir los ojos esta avutarda estaba delante de mí, tal y como la veis en esta foto, después pude hacerle mejores fotos cuando el sol iluminaba sus coloridas plumas, pero esta foto (aunque un poco oscura) junto con el canto del alcaraván es uno de los mejore despertares que he tenido.


Dejando a un lado a las aves, otro sonido que no te deja indiferente, y que supongo que comparto con muchos compañeros de profesión, que trabajen de bomberos forestales en cualquier parte de España, es el crepitar de las llamas avanzando por un bosque, sonido sobrecogedor que pone los pelos de punta, y más aún, si el fuego sube por la ladera que queda oculta, solo pudiéndote imaginar con el humo y el sonido, la magnitud de sus llamas.


Otro sonido laboralmente relacionado conmigo y que también es sobrecogedor, es el impacto de las ramas de un árbol contra el suelo al ser apeado. Toda la fuerza que hace la copa cogiendo velocidad en la caída, se traduce a apenas un segundo de fuerte crujir de ramas, aquí os dejo este video de la escamonda de un chopo cabecero en la última fiesta del chopo cabecero (la calidad es baja, está grabado con cámara de fotos a pulso).


Para terminar un sonido que si ya de por si es asombroso, más lo es, si es la primera vez que lo escuchas, y siendo en un ambiente espectacular, se trata: del aullido de un lobo en un día de lluvia.
Fui a sierra morena con unos amigos, a visitar a otro buen amigo que tenemos allí, un día de lluvia, gris y triste, en el que la berrea se despedía de los montes, y nosotros nos lo estábamos perdiendo metidos en casa a causa de la lluvia, en un descanso que dio el temporal, al final de la tarde, fuimos a dar un paseo, y a escuchar los últimos venados en el fondo de un valle, estando allí sentados en unas piedras mojadas, se escuchó a lo lejos un aullido de lobo, ¿has oído eso? Nos preguntábamos unos a otros, cuando por segunda y última vez, el lobo volvió a aullar, mirándonos todos y sonriéndonos marchamos, con un buen sabor de boca, y un recuerdo inolvidable para despedir aquella tarde.
Estos son mis sonidos grabados en la memoria, ahora te toca a ti.
Anímate y déjanos un comentario con esos sonidos que tienes en el recuerdo.

6 comentarios:

  1. El ladrar de las zorras, ha hecho que me pegue buenos sustos en las noches oscuras, y a pesar de saber que no te van a hacer nada, pero al oirla cada vez más cerca....uff

    Pasear por la noches de verano y oir al autillo con ese silvido separado en el tiempo pero continuo, el cuco....miles de sonidos, ahhh¡¡¡ y romper esas capas de hielo de los charcos helados que al pisarlo escuchas como se agrieta...., pisar las hojas secas... y que no se me olvide... el golpear del carpintero en la madera.

    Buen artículo, ha hecho que piense en los miles de sonidos que me encantan y tener ganas de sentirlos de nuevo, ¡que paz¡.

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    1. Buenas aportaciones.
      Sonidos sencillos, más o menos habituales en nuestras zonas, pero que seguramente habrá gente que jamás se ha parado a disfrutar y a valorar.
      Gracias por el comentario.

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  2. El croar y el "tsiip" de los machos de becada en sus vuelos territoriales sobre el bosque en los crepúsculos primaverales y del principio del verano

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    1. Muchas gracias por tu comentario Enrique, yo nunca he tenido el privilegio de escuchar a esos machos de becada que nos nombras, pero solo de leerlo ya estoy desenado poder hacerlo.
      Un saludo.

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  3. Muchas gracias por tu comentario Marta. Y por compartir ese sonido que a ti te marco.
    Cierto que se queda muy grabado el escuchar un ciervo en plena berrea, aquí te dejo un enlace de una entrada que escribí hace tiempo sobre la berrea.

    http://wwwmuseonaturalezadaroca.blogspot.com.es/2012/10/sonidos-de-otono-la-berrea.html

    Un saludo!!

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  4. El mismo es el "tschack-tschack" de la primera zurribalba (Oenenthe oenanthe) que veo tras su llegada a su territorio de cría en abril . Me emociona.

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