Tarde en el pantano, tranquila, sosegada, inerte, desierta,
sin vida, o no?
Algo parece que hay, algún punto que dibuja estelas de vida
rompiendo la tensión superficial del agua.
Telescopio. Ahí están, patos cucharas, cercetas carretonas, un
rabudo, somormujos lavancos, más de un centenar de anades reales.
Sigue la tarde en el pantano tranquila, cálida, soleada, con
algunas nubes y una ligera brisa.
Vuelta al telescopio, al cuaderno de campo, contar y apuntar,
el silencio solo se rompe con los sonidos de las gaviotas reidoras, que unos
minutos antes estaban desaparecidas en ese escenario, y ahora, medio centenar
irrumpen alborotando sobre esas estelas de vida que siguen surcando el agua. Se
dejan ver cuatro cormoranes que rompen de su posadero para darse un baño.
Cambio de posición, vamos a ver otra zona.
La tarde sigue pero ya empieza a caer, los tonos anaranjados
del atardecer se difuminan con las nubes, la luz se refleja en el agua, te ilumina
el ocular del telescopio. Más cormoranes, parados y en el agua, pero con todavía
buena luz del sol ya aparece la luna, temprana y con fuerza creciente, aparece
en escena como si ya no pudiese esperar más rato en salir.
Las fochas se activan, salen de todas partes, unas nadan,
otras pastan en las orillas, aparece fugaz y sigiloso un zampullín, la
primavera ya ha llegado tras las últimas lluvias.
Una pareja de tarabillas juega y revolotea por los cardos de
la orilla, los somormujos se buscan, ya están haciendo es espejo, si, la
primavera está aquí.
Sigue cayendo la tarde sobre el pantano, nos sentamos junto
al telescopio, ya parece que está todo visto y apuntado, pero que es eso que
vuela?? Localizarlo rápido con el telescopio ¡ostia! Un águila pescadora, la
ves? La ves? Y además lleva una carpa en las garras, exhibición magistral de la
pescadora con su presa, da vueltas y vueltas sobre el pantano hasta que acaba
desapareciendo por encima del pinar.
Vuelve la tranquilidad, se pasa el acelerón de la pescadora,
ya empiezan a cambiar las tornas y tiene más luz el cielo que el suelo. Venus
ya lleva un rato visible, y el silencio cada vez es más corto, las fochas están
muy activas y no dejan respiro, los cormoranes no terminan de acomodarse y el
batir de sus alas inunda el momento, los patos aletean, pasan rápidos y altos,
aprovechan el ocaso para alimentarse, la tarde ya se ha ido, Orión el gran
cazador del cielo ya está bien visible viendo como la vida en el pantano sigue,
y da pie a escuchar, pensar, ver, reflexionar….. Tenemos suerte de vivir donde
vivimos, de ver lo que vemos, y de tener lo que tenemos, pero sobre todo somos
afortunados por saber valorarlo, y disfrutar de ello... Cae la tarde sobre lechago.
Muy bien dicho Agustín...
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ResponderEliminarMucha naturaleza todo esto, bien. Y, además, en un lugar un tanto artificial pero interesante y prometedor... Esperemos que Jiloca Laqua se ponga en marcha y avance. Cormoranes y demás tendrán que acomodarse. Bueno, ante la consabida palabreja técnica, me gusta más -lago-. Aunque sea soñar un poco, podríamos decir algo que suena bien como: el ¡lago de Lechago!
ResponderEliminar!!precioso el texto¡¡
ResponderEliminar!!precioso el texto¡¡
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